La cirugía de la pleura puede estar indicada:
- En casos de neumotórax (presencia de aire en la cavidad pleural) persistente, es decir, que no se resuelve con un tubo de drenaje aspirativo, o de neumotórax recidivante (de repetición).
- En casos de empiema (pus en la cavidad pleural) no resuelto con un tubo de drenaje aspirativo.
- Por último, en casos de tumoraciones benignas o malignas de la pleura.
Esta intervención se realiza con anestesia general. A través de una incisión en el costado de unos 25 cm, colocando un separador de costillas que nos permite trabajar en el interior del tórax, pero que puede ser causante de las molestias dolorosas que se tienen en el postoperatorio. No obstante, hay medicación contra el dolor totalmente efectiva.
Después de toda intervención sobre el tórax se dejan 2 tubos de drenaje conectados a una aspiración continua y que se llevarán varios días.
La cirugía torácica de la pleura está considerada como una cirugía de riesgo. Las complicaciones más frecuentes suelen ser la infección de la herida operatoria, el sangrado, la fuga aérea persistente y la infección de la cavidad pleural. Esta intervencón se indica después de que sus médicos han descartado otras medidas terapéuticas. La recuperación final es progresiva, pudiendo alcanzarse en un período de 2 a 4 meses, si bien el periodo de hospitalización postquirúrgica oscila en torno a una semana.