La palabra asma deriva del griego y significa «jadeo». Fue utilizada durante muchos años, a nivel coloquial, para expresar el malestar en el momento de respirar. No era entendida como una enfermedad sino más bien como una manifestación de dificultad para respirar. Incluso no hace 50 años, todavía se hablaba de «asma cardial» y «asma bronquial», según la dificultad respiratoria tuviese un origen u otro.
En la actualidad conocemos mucho mejor esta enfermedad y cuando hablamos de asma nos referimos a una enfermedad crónica del aparato respiratorio caracterizada por la aparición de episodios de dificultad respiratoria generalmente asociados con tos y «pitidos» en el pecho. Todo ello causado por obstrucción de los bronquios tanto por inflamación como por espasmo de los mismos. A veces puede no producirse disnea (dificultad al respirar) en reposo y solamente presentarse al practicar ejercicio o deporte, o simplemente presentar una tos persistente a lo largo de las semanas con o sin «pitidos» en el pecho.
El asma tiene dos orígenes, por una parte, genética (heredada de nuestros padres, abuelos), y por otra parte debida a la influencia del entorno en que vivimos.
En las últimas décadas se está observando un aumento en el número de personas que sufren asma en los países desarrollados como el caso de España. Dado que este aumento se ha producido en pocos años, deducimos que no puede deberse a cambios en la herencia genética sino a cambios de hábitos debidos al estilo de vida en nuestro medio.
Entre los desencadenantes de asma, los mejor conocidos son las infecciones agudas respiratorias por virus (catarro común), los alergenos, el frío, el ejercicio, el humo de cualquier tipo pero sobre todo del tabaco y los agentes ocupacionales (substancias que el paciente inhala en el lugar de trabajo). Los alergenos capaces de desarrollar rinitis (estornudos, destilación nasal, obstrucción nasal) y asma, son sobre todo el polen de las gramíneas (hierbas como los cereales), malezas (capitana, parietaria), árboles (olivo, platanero, ciprés), los ácaros del polvo son menos importantes en Aragón que en las regiones marítimas. Los epitelios de animales como gato, perro, hámster, cobayas, caballo, etc. son desencadenantes cada vez más frecuentes en nuestros hogares.
Es necesario conocer que existen medicamentos que alivian rápidamente los síntomas del asma aunque no lo curan, como son los broncodilatadores. Por otra parte existen medicamentos que no alivian pero disminuyen la inflamación de los bronquios y consiguen controlar el asma de tal forma que, si el paciente cumple con su tratamiento, puede llevar una vida totalmente normal. Con el paso de los meses y de los años, con un tratamiento adecuado, el paciente puede quedar sin síntomas y prácticamente sin medicación o con bajas dosis de mantenimiento.
El asma no debe limitar la actividad del paciente. Una vez que es estudiado por su médico puede recibir un tratamiento que le permitirá llevar una vida normal e incluso, si le gusta y tiene condiciones para ello, puede convertirse en un deportista de prestigio. Existen ejemplos de deportistas asmáticos que han ganado medallas olímpicas o el Tour de Francia. Una vez conseguido el control del asma en pocas semanas el niño o el adolescente debe hacer gimnasia con normalidad y practicar el deporte que más le guste y se acomode a su entorno.